jueves, 18 de agosto de 2011

conclusiones, despedida y cierre

Ha llegado el momento de hacer balance de nuestro viaje a India y valorar si la experiencia ha merecido la pena.  La respuesta que damos a estas preguntas es que si, que la experiencia ha sido totalmente satisfactoria. El país nos sorprendió gratamente en muchos aspectos. Desde España salimos pensando si no nos habríamos equivocado al elegir destino,  por comentarios que nos decían lo que allí íbamos a encontrar,  un país lleno de miseria y pobreza. El que a gente muy viajada les hubiera agobiado este destino nos daba un poco de respeto.
A nosotros la sensación que nos ha dado respecto a la pobreza es que desde luego hay, y mucha.  Pero tampoco dista tanto de otros sitios que hemos estado, como Egipto o Marruecos. En las zonas turísticas por donde nosotros nos hemos movido no es tan visible esa miseria que seguro en otras partes del país será mucho más evidente. En algún momento puntual nos hemos encontrado con situaciones que te tocan un mucho la fibra, sobre todo con los niños. Ver a niños vendiendo revistas en trenes o encontrarte con pequeñas  caras tristes haciendo espectáculos circenses  a cambios de rupias es algo que no te puede dejar impasible. Esto te hace plantearte la mierda de mundo en el que vivimos. En la parte de Delhi, Agra y Varanasi se ve, imaginamos que por ser una zona más turística, bastante más mendicidad que en los destinos menos transitados.
Al segundo país más poblado del mundo aún le queda recorrido para ser algo más que una economía emergente. Lo primero que tendrían que cambiar es de mentalidad en cuanto a la limpieza de sus calles, es un país con bastante basura. En muchas ocasiones se limitan a hacer montañas con los desperdicios, pero nadie pasa nunca a recogerlas y al poco  personal de limpieza que ahí se le acumula la faena. Los vertederos deberían de salir del centro de las ciudades, no solo por tema de estética si no de salubridad.  Vacas hay muchas y las boñigas son proporcionales a las vacas….. y digo yo, si la vaca es un animal sagrado, no se tendrían que pegar por limpiar sus excrementos?, seguro que su dios les tendría en buena consideración. Las ciudades están minadas y por necesidad tienes que ir mirando al suelo para no sufrir mutilaciones. En cuba me llamaban el pisacharcos, aquí no digo como se me podría llamar. Con el caos circulatorio también deberían hacer algo, porque es realmente un problema por aquí y solucionar esto sería tan fácil como poner semáforos.
En resumen para que no se haga muy pesado, la primera parte del viaje que estuvimos por Jaisalmer, Bundi y Udaipur nos gusto mucho, fue más autentica, una India más tranquila y sosegada. Según nos acercábamos a las zonas más turísticas como Jaipur, Agra, Delhi y Varanasi esa tranquilidad se fue perdiendo, pero hay que visitarlo todo. Un país sencillo para recórrelo en tren y en general un país bastante seguro para el viajero. El acoso o el timo al turismo son un poco más significativos en las partes más turísticas, pero no es un problema. No son agresivos, simplemente hay que estar un poco alerta para que no te la claven. Los Rick Shaw son necesarios para moverse, y las negociaciones con ellos cuando les tienes pillao el punto pueden llegar ser hasta divertidas.
 Dicen que de la India o te enamoras o la odias. Nosotros somos la excepción que rompe la regla.

Gracias a todos los que habéis visitado, comentado  y seguido al tio tap.  Y sobre todo gracias a esa sufrida compañera de viaje por ayudarme a retratar este país. No tenía Nuria bastante cruz con una cámara de fotos que ahora también tiene que viajar con un blog en la mochila. Ha sido un placer descubrir otro país contigo.


Namaste es una palabra que se utiliza para el saludo o la despedida, esta vez la utilizaremos para la despedida. El tio tap en la India cierra hoy por fin de vacaciones y se despide hasta el año que viene…….. Pero eso será otra historia

miércoles, 17 de agosto de 2011

el chorriculo


No podíamos terminar el blog sin dedicar un post a los baños indios, ese lugar donde tantos ratos hemos pasado. Lo hemos tenido de varios tamaños y colores, también los hemos vivido en distintos  estados de limpieza, pero todos operativos, si no eres excesivamente escrupuloso. Lo que sí que es una tónica general en todo el país es la distribución, un plato de ducha que ocupa todo el habitáculo. Un extraño sistema en el que puedes ducharte sentado en el trono. Muy cómodo no es, porque las tuberías no es que desagüen muy bien por aquí, así que después de ducharte el suelo siempre esta encharcado. Algo que  tampoco puede faltar para que sea considerado como baño indio es el cubo y la jarra de plástico para el aclarado, tampoco la presión del agua es algo que los caractericé.
Lo mejor de todo  es el chorriculo, no llegamos a probarlo para que no nos dieran tentaciones de colocarlo en casa. Un buen aclarado después de pitufar y apañao, con el papel higiénico son bastante tacaños en los hoteles, entiendo que es porque esperan que utilices su sistema de limpieza "el chorriculo"


Desde luego esto de los baños en un mundo y cada mundo tiene el suyo.

un tren con destino a casa

Esta vez, la forma de preparar la mochila hacia ver que el fin de viaje estaba cerca, esto abajo que ya no me lo voy a poner, el  proximo año llevare menos ropa, dejo la chaqueta arriba para el avión..... o noooo, terribles palabras. Avión, pero avión de vuelta, este es el momento en el que te planteas que esto está a punto terminar. Esa tarde esperamos un poco más melancólicos el tren que nos llevaba a Delhi, último tren, último destino en la India.
Ya a punto de llegar el tren la presencia de policías armados por el andén con perros olisqueando las maletas nos alarmo un poco. Personal con espejos de estos para mirar los bajos y agentes comprobando todas las papeleras no nos tranquilizo mucho. Subimos a nuestro vagón, jeje, esta vez un lujazo, 1º clase para terminar la excursión. Localizamos nuestro compartimento (ahora ya somos unos profesionales moviéndonos por los trenes indios) y sorpresa, un compartimento privado de 2 plazas. El último trayecto nos iba a dejar un buen sabor de boca.
Colocamos nuestras mochilas y vimos pasar de nuevo al perro olfateando, pero esta vez dentro del vagón. Un poco paranoicos miramos debajo de los asientos y en el armario por si alguien había dejado olvidado algún paquete. Nunca se sabe, hay gente muy despistada.
El penúltimo día en Delhi aprovechamos para hacer compras en el bazar, todo por las proximidades del hotel, nos apetecía un día tranquilo, desayuno de esos tardíos, paseo, comida y siesta. Durante el paseo nos encontramos con un rick shaw que conducía un chófer con turbante muy salao que ya nos llevo en nuestra primera visita a Delhi. El tipo nos pregunto, que de compras, pues si mira, aquí andamos, ala montar que os voy yo a llevar a un sitio cojonudo. De estas veces que ves la liada pero te dejas llevar y te montas pensando a ver si esto de verdad termina en las 5 rupis que dice. El tío fue de lo más legal, nos llevo a tiendas pichis de la zona, pero eran bastante caras. Salimos y le dijimos que naa y que ya nos buscábamos la vida para volver, el hombrecico se ofreció a llevarnos de vuelta porque la zona donde estábamos era peligrosa. Al llegar, no teníamos billete pequeño para pagarle y nos regalo la carrera. En ocasiones pecamos de un excesivo recelo.
  



Con legañas del siestorro fuimos a inspeccionar hasta el último puesto del Pahargan con toda la pachorra del mundo y después a cenar (todo el día en un pienso). Subimos a la azotea de un restaurante y faltando a mi palabra me pedí otra cerveza. El sitio estaba genial, música en directo, no es penséis que nada regional, un muchacho guitarra en mano haciendo versiones de los rollings. En la mesa de al lado teníamos a un mallorquín con el que terminamos cenando, un tío muy majete, del que no sabemos más que su nombre, Cristian. Un rato de amena tertulia nos llevo a las 11 de la noche y eso es tarde para la India. De vuelta al hotel nos encontramos un ambiente algo más inquietante que al que estábamos acostumbrados durante el día, pero el hotel estaba cerca, así que sin problemas, un rato de wifi y a dormir.

My life is my message (M.K. Gandhi)

El otro día en Varnasi, leímos en un articulo en un periódico local que hablaba sobre que el incremento en los niveles de seguridad en la India, porque los servicios de inteligencia esperaban un atentado de al qaeda. Después del acojone con los perros antiexplosivos en el tren comentamos el no hacer mucho turismo por delhi por no arriesgar. El segundo y último día de estancia aquí nos decidimos (en vista de la aparente tranquilidad la zona de Pahargan, donde estábamos alojados) ir a visitar el lugar donde mataron a Gandhi y después a la mezquita. Pensamos que en una mezquita no pondrían una bomba, no?. Tiene su lógica, aunque lógica y terrorismo no van nunca de la mano. 
Nuria muy previsora se preparo adecuadamente para entrar al lugar de culto. Pantalones largos, camiseta cuello cerrado de manga larga y hasta su pañuelo para la cabeza. Después de visitar el museo de Gandhi y leer algo de su historia, nos fuimos a la mezquita. En la puerta dejamos nuestro calzado en un montón de zapatos, con el deseo de encontrarlos al salir. Al entrar le ponen a Nuria una toga de colores muy piojosa y fea, con toda razón pasa de la toga y la deja al despiste. Una loca sale bufando con la bata detrás de ella para que se la ponga. A regañadientes se la pone diciendo, me la pongo, pero nanai, a esta yo no de doy yo una rupia y al de los zapatos tampoco. La visita duro escasos 10 minutos ya que el lugar tampoco es que sea de un gran interés y como podéis adivinar los paisanos se quedaron sin rupis. Durante nuestro recorrido vimos que en verdad la seguridad había aumentado, los monumentos, paradas de metros y estaciones estaban entre acordonadas y atrincherados, la policía se hacía bastante evidente en toda la ciudad. Al ver esto se supone que tendrías que estar más tranquilo, más control - menos riesgo, aunque el efecto es el contrario.




Lo mejor de la mañana fue circular un domingo por esta ciudad, sin apenas tráfico, sin ese extraño dialecto a base de pitidos que utilizan para circular, conociendo otra versión de la ajetreada Delhi.  Unas pakoras y un dall dieron por terminadas nuestras andanzas dejandonos


martes, 16 de agosto de 2011

datos de viaje, Varanasi

Un buen dato es que en la estación de tren no es necesario negociar un rick shaw, hay una caseta prepago en la parada que hay al salir de la estación, con precios fijos. Solo con el nombre del hotel o con el del ghat más cercano te llevan a un precio bastante razonable. Si no tienes hotel el conductor te llevara gustoso a conocer alguno en el que se lleve comisión.
Trayecto de estación a Harischandra ghat 70 rupis.
Estábamos alojados en el Silver Ganges house que estaba en el Harischandra, un pequeño ghat donde se hace alguna cremación, aunque no parece lo habitual. Lo mejor del sitio es que se puede llegar hasta la puerta en coche y que estas a nada del cogollo, pero sin agobios. Habitación cojonuda y tras negociación con el de la recepción quedo de 2000 a 1500 rps.
No recuerdo el nombre de un sitio que nos gusto para comer, pero es fácilmente localizable, estaba enfrente del mona lisa, que es un restaurante que sale en la Lonely.

domingo, 14 de agosto de 2011

inundaciones en Varanasi, un inesperado baño en el Ganges

Si nuestro sobrino fuera el encargado de definir esta ciudad, diría: Vaaca, monó y acua; pero debería añadir a su repertorio boñiga.

Llegamos a Varanasi sin alojamiento y por una vez, sólo tenemos buenas palabras para el conductor del rickshaw que nos llevó. La negociación fue tan fácil como ir a un puesto de prepago y darle al chófer la dirección del hotel que nos recomendaron unos españoles que conocimos en el Taj. Nos llevó y al llegar nos planteó que le echáramos un vistazo y si no nos gustaba podría enseñarnos otro sitio mejor y más barato. Dicho y echo, subimos, vimos y marchamos (simplemente por barajar todas las opciones). Empezamos un tour por una buena selección de hoteles de Varanasi. Éste caro, éste malo, éste sin wi-fi... hasta que voilà, encontramos el sitio perfecto. Un hotel con wi-fi en la habitación (todo un lujo en estas tierras), aire acondicionado, secador de pelo y hasta sábanas ultralimpias y toallas decentes. Además, había que añadirle que se podía pagar con visa y la ubicación en el ghat Harishchandra (el crematorio más antiguo de Varanasi) lo hacían perfecto puesto que se puede llegar en rickshaw. En resumen, en todo el cogollo pero sin agobios.
Tras una negociación con el del hotel, nos hizo precio, así que nos quedamos. Le dimos 20 de propina al conductor del rickshaw y nos despedimos de él con un apretón de manos que significaba: tú happy (imaginamos que por la comisión del hotel), el del hotel happy (ya que creo que eramos los únicos huéspedes) y nosotros happy (porque habíamos encontrado un sitio cojonudo). Todos happy por una vez.
El primer día nos lo tomamos con calma, Alber aún estaba de lo suyo, así que internet, paseo por Mandapur Road (la calle más embotellada y estresante de Varanasi, qué más adelante aprendimos a evitar e ir callejeando), siesta y ceremonia ganga aarti con puja, fuego y danza en el Dasaswamedh Ghat.


aquí nos encontramos al Carmona de los Ketama
como jefe de ceremonia.


El segundo día amaneció diluviando. Me levanté a coger las deportivas que había dejado en el balcón la noche anterior para evitar el pestazo, ya que había pisado una mina antipersona que una vaca colocó a mi paso. Al salir al balcón casi me da un infarto, no se quien se asusto más, si el mono que estaba sentado en la silla bajo la cual estaban mis zapatillas o yo. Cerré lo más rápido posible ya que nuestro balcón estaba lleno de monos al resguardo de la que estaba cayendo.
Esperamos a ver si pasaba la tormenta mientras los monos golpeaban nuestras ventanas. Al final y en vista de que no paraba, decidimos salir a desayunar, chubasquero en ristre. Salimos del hotel lloviendo a cantaros y mientras tomábamos el desayuno, en vez de calmarse, cada vez llovía con más fuerza. Sin terminar de tomar el café me dí cuenta de que había olvidado mi cartera en el hotel, boñiga gorda. Dejo a Nuria en el bar (era innecesario mojarse los dos) y de camino al hotel me doy cuenta de que algo no va bien, las estrechas calles por las que habíamos venido no hace mucho, ahora estaban de agua hasta los tobillos. De vuelta con la cartera parece que empieza a amainar un poco el monzón y las calles vuelven a su estado normal.

Ya con Nuria y en vista de que había dejado de llover emprendemos marcha en busca del crematorio principal. Al aproximarnos donde la noche anterior habíamos visto al Carmona nos encontramos con calles totalmente inundadas. Callejeamos buscando algún otro camino por donde poder continuar. Al llegar a la calle ancha que va a dar al ghat principal vemos como ésta se ha convertido un río que desemboca en el Ganges. Hay bastante gente y no parece muy peligroso, así que no me lo pienso dos veces, me descalzo y me meto (donde me coloqué cubría hasta la rodilla) en las purificantes aguas del Ganges en busca de una foto publitzer. Me quedo pegado a una farola porque da chungo, ya que el torrente de agua tenía bastante fuerza. Desde mi segura posición vi caer a varias personas siendo arrastradas unos metros por el agua. Desde mi farola también me tocó ayudar a locales y extranjeros a llegar a tierra firme. Concretamente una francesa me debe el no haber terminado en el río, la chica me dio el gracias más sincero que he escuchado nunca.




 Ya cuando bajaba menos agua no quedó otra opción que continuar chapoteando por las calles de Varanasi, gran parte de esta zona estaba inundada, así que buscamos el itinerario menos profundo hasta llegar a tierra seca. Que nadie se alarme que ya no estamos en Varanasi, ahora estamos en Delhi. Tampoco estando allí nos dio sensación de peligro, los locales lo vivieron como algo festivo y los turistas hicimos lo propio. El monzón se trago literalmente los ghats de la cuidad, principal atractivo del lugar y esto compensó en parte las fotos que la crecida nos quitó.








Llegamos a la zona de los rituales funerarios, que es lo que todo el mundo conoce de Varanasi. Hasta que no estás en estrechos callejones buscando el crematorio principal y tienes que pegarte contra la pared para dejar pasar a los cortejos con los cuerpos amortajados no eres consciente. No entraré en detalles macabros, simplemente diré que nuestra opinión es que los turistas no pintamos nada aquí, no se debería hacer negocio de esto.

Descartado el paseo en bote, por motivos obvios, el resto del tiempo aquí lo dedicamos a pasear, callejear, comprar y ver los cuatro escalones que quedaban en algunos de los ghats que el río no había engullido.




la calle Preciados de Varanasi


después de la tempestad llega la calma
desde estas escaleras vimos unas horas antes el ritual del fuego




hicierón sagradas a la vacas, a los monos y a las ratas....
 
pero se olvidaron de los perrros




 Benidorm en Agosto

Sólo nos queda por decir que al mal tiempo buena cara......
Delhi, última parada.

viernes, 12 de agosto de 2011

aquí tiene su té especial

Esto me ha descolocado del todo, ya me sentía un poco ilegal al pedir cerveza en este país, pero creo que esta ha sido la última que tomaré.
Pese a no aparecer en las cartas, tienen en todos los restaurantes. Aunque no es barata, por norma general sale a 150 rupias, lo que viene a ser al cambio unos 2 euros, frente a 20 rupias que cuesta un refresco, sale más cara la cerveza que el resto de la cena.
Las botellas son de medio litro y no les mola mucho que estén por encima de las mesas, ya en algún sitio nos había tocado que te sirvieran una poca en un vaso y con la excusa de que no se calentara se la llevaran a la nevera y luego pasaban a rellenar.
Pero hoy, en Varanasi, me apetecía cenar tomando una cervecilla. Le he preguntado al camarero que si tenia y al decirme que si le pregunte que cuanto costaba, él por lo bajini me dijo que 150 rps (lo esperado) y me dice que me la traerá en una jarra, yo pienso, bien, vale. sin problemas, lo normal en una jarra, no? Pero cual fue mi sorpresa cuando el camarero se acerca como si con el no fuera la cosa y me dice, tome caballero, aquí tiene su té especial. Casi me caigo de culo, el tío me había camuflado la cerveza en una tetera de verdad, pa mear y no echar gota.
Vaya verano que llevo, en Nueva York me las metían en una bolsa de papel y aquí me las camuflan en una tetera, voy a pensar seriamente lo de beber cervezas en el extranjero.

datos de viaje Agra

Aquí teníamos reserva para el Nirvana hostel, pero no os lo recomendamos, a nosotros nos dio mala espina espina el sitio y preferimos buscar otro.
Fuimos sin reserva a probar suerte en el Taj Plaza Hotel http://hoteltajplaza.com/index.htm  las habitaciones son sencillas, tirando a muy sencillas, pero de precio esta muy bien (800 rps) y se puede pagar con visa. En la azotea tienen restaurante con unas vistas espectaculares del monumento y la ubicación es muy buena, a unos 10 minutos andando de la puerta este.
La ida no es una referencia porque fue una odisea, pero el rickshaw del hotel a la estación de tren nos costo 80 rps. Este dato puede ser útil ya que en la estación están muy vivos para pedir.
La entrada al Taj nos costo 750 rps, con botella de agua y patucos para los pies, incluido en el precio. Para el fuerte la entrada cuesta 300 rps, pero enseñando la entrada del Taj (del mismo día) te hacen 50 rps de descuento. Merece la pena hacer las dos visitas.
Nuria llevaba un bolso normal y yo la mochila de la fotos, nadie nos puso ningún problema para entrar al Taj Mahal. Nos habían comentado que no se podía entrar nada, solo la cámara y el resto de cosas a unas taquillas gratuitas. Ya os digo, a nosotros nadie nos dijo nada.
Por el trayecto en rickshaw entre el Taj y el Fuerte creo recordar que pagamos 70, esta pegado a la estación de trenes.