Ha llegado el momento de hacer balance de nuestro viaje a India y valorar si la experiencia ha merecido la pena. La respuesta que damos a estas preguntas es que si, que la experiencia ha sido totalmente satisfactoria. El país nos sorprendió gratamente en muchos aspectos. Desde España salimos pensando si no nos habríamos equivocado al elegir destino, por comentarios que nos decían lo que allí íbamos a encontrar, un país lleno de miseria y pobreza. El que a gente muy viajada les hubiera agobiado este destino nos daba un poco de respeto.
A nosotros la sensación que nos ha dado respecto a la pobreza es que desde luego hay, y mucha. Pero tampoco dista tanto de otros sitios que hemos estado, como Egipto o Marruecos. En las zonas turísticas por donde nosotros nos hemos movido no es tan visible esa miseria que seguro en otras partes del país será mucho más evidente. En algún momento puntual nos hemos encontrado con situaciones que te tocan un mucho la fibra, sobre todo con los niños. Ver a niños vendiendo revistas en trenes o encontrarte con pequeñas caras tristes haciendo espectáculos circenses a cambios de rupias es algo que no te puede dejar impasible. Esto te hace plantearte la mierda de mundo en el que vivimos. En la parte de Delhi, Agra y Varanasi se ve, imaginamos que por ser una zona más turística, bastante más mendicidad que en los destinos menos transitados.
Al segundo país más poblado del mundo aún le queda recorrido para ser algo más que una economía emergente. Lo primero que tendrían que cambiar es de mentalidad en cuanto a la limpieza de sus calles, es un país con bastante basura. En muchas ocasiones se limitan a hacer montañas con los desperdicios, pero nadie pasa nunca a recogerlas y al poco personal de limpieza que ahí se le acumula la faena. Los vertederos deberían de salir del centro de las ciudades, no solo por tema de estética si no de salubridad. Vacas hay muchas y las boñigas son proporcionales a las vacas….. y digo yo, si la vaca es un animal sagrado, no se tendrían que pegar por limpiar sus excrementos?, seguro que su dios les tendría en buena consideración. Las ciudades están minadas y por necesidad tienes que ir mirando al suelo para no sufrir mutilaciones. En cuba me llamaban el pisacharcos, aquí no digo como se me podría llamar. Con el caos circulatorio también deberían hacer algo, porque es realmente un problema por aquí y solucionar esto sería tan fácil como poner semáforos.
En resumen para que no se haga muy pesado, la primera parte del viaje que estuvimos por Jaisalmer, Bundi y Udaipur nos gusto mucho, fue más autentica, una India más tranquila y sosegada. Según nos acercábamos a las zonas más turísticas como Jaipur, Agra, Delhi y Varanasi esa tranquilidad se fue perdiendo, pero hay que visitarlo todo. Un país sencillo para recórrelo en tren y en general un país bastante seguro para el viajero. El acoso o el timo al turismo son un poco más significativos en las partes más turísticas, pero no es un problema. No son agresivos, simplemente hay que estar un poco alerta para que no te la claven. Los Rick Shaw son necesarios para moverse, y las negociaciones con ellos cuando les tienes pillao el punto pueden llegar ser hasta divertidas.
Dicen que de la India o te enamoras o la odias. Nosotros somos la excepción que rompe la regla.
Gracias a todos los que habéis visitado, comentado y seguido al tio tap. Y sobre todo gracias a esa sufrida compañera de viaje por ayudarme a retratar este país. No tenía Nuria bastante cruz con una cámara de fotos que ahora también tiene que viajar con un blog en la mochila. Ha sido un placer descubrir otro país contigo.