
La primera incursión en la segunda clase de la linea ferroviaria India ha sido mucho mejor de lo esperado. Al llegar a la antigua estación de Delhi nos dio un poco de impresión el verla abarrotada de mucho nativo y poco turista, pero bueno nosotros nos centramos en localizar nuestro anden y una vez localizado centramos nuestro siguiente objetivo en averiguar como confirmar nuestra reserva. El sistema de confirmación resulto ser de lo más sofisticado, un panel informativo con listados impresos en papel continuo pegados con celo, sin ser capaces de localizar por nuestra cuenta la reservas vimos a un paisano ayudando a dos chicas asiáticas a localizar el suyo y sigilosamente nos acoplamos a las muchachas para preguntale al amable lugareño que fue el que nos localizo en la lista.

Las dos chicas resultaron ser unas coreanas muy divertidas y de palique con ellas nos quedamos perplejos al ver que se acercaba un tren a nuestro anden y que la gente se subía en marcha, a empujones y por la ventanas, acojonados y dudando si este era el nuestro o no un muchacho vio nuestras caras de susto y nos aviso que estaban diciendo por los altavoces que nuestro tren cambiaba de anden, de no ser por él las coreanas y nosotros nos hubiéramos quedado en tierra.

Por fin llego nuestro tren y la gente empezó a posicionarse en busca de su vagón, el tren era muy largo y en la duda y la vorágine de la situación elegimos la dirección equivocada y nos dirigimos hacia el principio del tren, ya un pelo nerviosos porque no encontrábamos el nuestro y gracias a que vimos de nuevo al chico que nos ayudo en el panel informativo, nos enteramios de que nuestro coche estaba justo en la otra punta del tren.

No soy capaz de recordar si llegamos a darle las gracias, porque como almas que lleva el diablo nos dimos media vuelta y cargados con nuestras mochilas y demás aparejos de viaje corrimos por un anden lleno de gente, maletas, cajas con un calor asfixiante... corrimos, corrimos, sudamos y corrimos, mientras sonaba el clásico chiflido chuuuuu, chuuuuuu viajeros al tren.

Una vez localizado nuestro compartimento y recuperado el aliento nos agrado ver que era bastante mejor de lo esperado, espacioso, limpio y cómodo. Incluso con enchufe para cargar móvil o portátil, prefiero mil veces 18 horas en la 2º clase India que 10 horas en un avión en clase turista.
Los apañeros de viaje fueron una matrimonio indio y sus dos hijos, educados, callados y correctos, aunque durante la noche según íbamos parando en estaciones nuestros acompañantes fueron cambiando.
Por ponerle alguna pega a la experiencia.... en el vagón se colo un jabalí y a los baños hay que entrar aguantando la respiración.
el tio tap en la india